martes, 25 de octubre de 2011

Ejercicio 10


A continuación, relataré los sucesos acontecidos en el viaje de estudios con destino a la provincia de Entre Ríos. Recuerdo que partí la mañana del día martes seis de septiembre. Con los profesores habíamos acordado encontrarnos en la puerta del establecimiento escolar exactamente a las 7:15 am. Aun así, algunos estudiantes no llegaron a la hora prevista, por lo que el horario establecido de partida del micro se retrasó considerablemente. Cuando por fin la espera finalizó, el ómnibus arrancó con destino al Palacio San José. Teníamos previsto un viaje largo y extenuante, con una duración aproximadamente de 4 horas. Durante el transcurso del viaje, visamos que el paisaje era extremadamente monótono y repetitivo. Sin embargo, para matar el tiempo, decidimos jugar a los naipes. A medida que pasaba el tiempo, nuestras charlas eran cada vez más irrelevantes, ya que nos sentíamos muy frustrados y cansados por la falta de entretenimiento. A pesar de esto, transcurrida la primera hora, a lo lejos divisamos el comienzo del complejo nacional Zárate Brazo Largo que une a las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires. Al momento del cruce del puente admiramos el río Paraná que, junto con el río Uruguay, conforman el Río de la Plata, el más ancho de América.
  A las tres horas de viaje nos detuvimos en un parador por la inminente fatiga que sufríamos debido al largo período que habíamos estado sentados. Fue el sitio perfecto para distraernos lo suficiente como para retomar el trayecto luego de treinta minutos.
  Luego de hora y media, para ser un poco más específico a las 12:30 aprox., nos adentramos al parque de entrada hacia el tan esperado y ansiado Palacio San José.
  En el prado del parque almorzamos y nos entretuvimos con diferentes y variadas actividades, hasta que llegó el momento en que comencemos el recorrido interno del Palacio. Desgraciadamente, debido a la falta de fondos, no tuvimos una guía que nos indicara el camino ni nos explicara la historia propia del Palacio. Por esta razón, no pudimos apreciar al máximo el conocimiento que nos podía entregar el palacio. Aun así, lo disfrutamos. Al finalizar el recorrido nos dirigimos hacia el relajante lago, que en su gran magnitud te entregaba relajación, tranquilidad y te permitía descolgarte del apuro y la rutina que te obliga a realizar diariamente la CABA.  A las 16:30 abandonamos el parque encaminando nuestro retorno hacia Buenos Aires. El regreso fue, por decirlo de una manera, molesto. Además de haber tenido problemas bastante incómodos con la gendarmería, en la trayecto, nos dimos cuenta del cambio brusco de paisaje al pasar de una provincia a la otra. Se convirtió poco a poco, en una zona industrial contaminada y sucia, careciente de cualquier vegetación y color. Para los que no vivimos cerca de esos lares, es algo muy impactante.
Llegamos a las 20:00 hs a la puerta de nuestra escuela. Agotados, cada uno de nosotros, nos retiramos hacia nuestras casas con el regocijo de haber vivido una linda experiencia fuera de lo común que seguramente, se convertirá en una hermosa anécdota en el futuro.

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